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Declaración sobre la renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN

MÉXICO - TLCAN: ¿ya pasó lo peor? ¡Mienten!

Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC), Campaña continental contra el ALCA

Lunes 21 de enero de 2008, por Chiara Sáez Baeza

28 de enero de 2008 - Campaña continental contra el ALCA - Desde el 1º de enero de 1994 se levantaron en armas y se hicieron
escuchar, como nunca antes, voces indígenas contra la política
prevaleciente y en particular contra el tlcan. Las promesas políticas
del priísmo salinista no levantaron ninguna esperanza en los pueblos y
comunidades indígenas, por lo contrario, éstas calificaron al tlcan como
“un certificado de muerte”.

Desde que se negoció el tlcan el gobierno afirmó que maíz y frijol
estarían protegidos por 15 años. Fue su primera mentira ya que decidió
unilateralmente no cobrar el arancel de protección aduciendo que ello
beneficiaría al consumidor con maíz barato. Claro que nadie vio que la
tortilla bajara de precio. No sólo no negoció en el tlcan la eliminación
de los enormes subsidios estadounidenses que implican un comercio
totalmente desleal contra nuestros productores nacionales, sino que fue
reduciendo el gasto agropecuario. No hubo pues tal protección.

Tampoco es verdad que los campesinos protestaron sólo hasta que llegó el
plazo final de la apertura: ya desde el proceso de negociación
plantearon que se excluyeran los granos básicos. Diez años después de
iniciado el tlcan, el movimiento campesino “El Campo No Aguanta Más”
obligó al gobierno a comprometerse a revisar la política anticampesina y
el capítulo agropecuario del tlcan. Ni una cosa ni otra cumplió el
primer gobierno panista. El gobierno de Fox afirmó que no pudo cumplir
su compromiso debido a la negativa del gobierno de Estados Unidos, pero
sabemos que no se lo planteó nunca. Más aún, congresistas de Estados
Unidos nos han dicho que esperaban una propuesta para discutirla, pero
que nunca llegó. Cuatro años después nuevamente las organizaciones
campesinas, indígenas y la opinión pública, vuelven a exigir cambios a
esas dos caras de la política neoliberal.

El discurso del segundo gobierno panista, negándose a honrar los
compromisos suscritos y escuchar la demanda social, se ha fincado en
nuevas mentiras políticas y argumentos ideológicos que carecen de
fundamento en la realidad.

El gobierno y algunos magnates empresariales han dicho que no se puede
renegociar el tratado; que hacerlo sería abrir la caja de Pandora
(brincarían cosas desconocidas e inesperadas); que el gobierno
estadounidense podría, por ejemplo, pedirnos la entrega del petróleo y
otras concesiones más; y recién han agregado que es imposible alcanzar
cambios porque se tendría que convencer no sólo a los tres (sic)
gobiernos, sino a los tres congresos que ratificaron el tratado...

La verdad es que el tratado prevé mecanismos de revisión (artículo 2002)
e incluso de separación (artículo 2205). Además, el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la unam ha contabilizado que se han
renegociado diversos aspectos del tlcan en 46 ocasiones (la mayoría sin
conocimiento o autorización de los congresos). El último caso fue el
cambio en Reglas de Origen que se pactó en el contexto de la Alianza
para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (aspan). Tales
cambios al tratado han sido para profundizar la política a favor de los
pocos actores exitosos, esencialmente los monopolios, ignorando las
demandas sociales y legislativas. Dicho Instituto ha registrado también
la conducta “irresponsable” de funcionarios que han perdido expedientes
de casos de reclamo de productores nacionales ante los tribunales del
tlcan, y ha develado y ofrecido al Congreso de la Unión un arsenal de
instrumentos jurídicos disponibles tanto en el tlcan como en el ámbito
internacional. A los mismos legisladores les consta cómo los sucesivos
gobiernos se han negado a usar los instrumentos jurídicos disponibles en
la propia omc para defender a nuestros productores, como ya lo han hecho
exitosamente Brasil o Canadá. El Congreso dispuso una cosa y el
Ejecutivo hizo lo contrario.

Dicen temer las exigencias estadounidenses sobre nuestro petróleo,
cuando sin mandato constitucional ni renegociación transparente, los
“patriotas” funcionarios tanto priístas como panistas han debilitado a
pemex, cfe, y clyfc pretendiendo privatizarlas.

Nos han bombardeado con propaganda sobre el supuesto éxito del tlcan,
incluso en el sector agropecuario. Pero para ver su fracaso bastan los
datos oficiales sobre la pobreza en el campo y el que cada año 575,000
mexicanos se vayan a buscar trabajo en Estados Unidos.

Y sobre la imposibilidad de convencer a gobiernos y congresos de los
tres países, es clara la falta de voluntad política del gobierno
mexicano acorde a los poderosos intereses privados minoritarios que
defiende. Enarbolar la dificultad política para negociar con las
contrapartes, además de falta de conocimiento, no es buena muestra de
capacidad y madurez política para gobernar.

Respecto a la supuesta imposibilidad de renegociar, usan argumentos
ideológicos, no políticos. Tienen información, pero quieren ignorarla,
de que también en Canadá y en Estados Unidos el tlcan y la política
neoliberal ha golpeado a los pequeños y medianos productores y a los
consumidores, beneficiando a las trasnacionales agroalimentarias que
concentran también allá los recursos presupuestales.

Eso explica las diversas manifestaciones de solidaridad a las demandas
campesinas e indígenas mexicanas por parte de cientos de organizaciones
de productores y civiles de Canadá y Estados Unidos. Muestra de ello es
la reciente carta de solidaridad y los esfuerzos crecientes de
coordinación y acción conjunta de las redes sociales de los tres países
por la renegociación del capítulo agropecuario y contra las políticas
neoliberales. Otra muestra de ello es que la mayoría de los
pre-candidatos a la presidencia de Estados Unidos se han visto
presionados por sus electores a declarar que revisarían el tlcan.

La realidad es que cada vez más legisladores locales y federales de los
tres países, empiezan a responder al interés de sus electores y a sus
responsabilidades sociales y apoyan en sus congresos iniciativas para
revisar el tlcan, desde los principios de justicia y sustentabilidad y
no de estrechos criterios mercantiles.

El gobierno y sus beneficiarios mienten: Sí se puede renegociar el
tratado. La realidad muestra que es necesaria la renegociación, hay
aliados en Estados Unidos y Canadá que la apoyan y tenemos argumentos
para convencer a los que se oponen a ella. Lo que falta es la voluntad
de intentarlo.

El gobierno no sólo se niega a oir la voz de su pueblo y sólo atiende la
voz de los beneficiados de siempre; no sólo se niega a renegociar el
tlcan sino que pretende profundizarlo con la Alianza para la Seguridad y
Prosperidad de América del Norte (aspan). Esta alianza ampliará los
daños al campo y a los campesinos con la concreción de la Iniciativa
Biotecnológica de América del Norte (nabi por sus siglas en inglés) que
entraña el certificado de impunidad al uso de los transgénicos en el
campo mexicano y promueve la producción de agro-combustibles que
encarecerá los alimentos.

La rmalc se suma a la demanda y acciones de presión por una
renegociación del tlcan y una verdadera estrategia integral para el
desarrollo del campo mexicano con beneficios para los campesinos.
Reiteramos que no basta revisar, renegociar o derogar cláusulas de un
contrato o tratado internacional si carecemos de una política interna
adecuada para nuestro propio desarrollo. Las organizaciones campesinas y
la propia rmalc han presentado propuestas para un desarrollo integral
del campo; es hora de retomarlas.

Pensar que el “libre” mercado va a resolver lo que le corresponde al
Estado es pura ideología antisocial. El maíz, el frijol, lo mismo que el
azúcar o la leche, son mucho más que mercancías y tanto la política
interna como internacional deben trascender la visión puramente
mercantil y responder a la protección y fortalecimiento de la soberanía
alimentaria, base de la soberanía nacional misma. Esta es la filosofía y
el mandato constitucional.

Las organizaciones indígenas y campesinas, ayer y hoy, siguen teniendo
razón en sus demandas. Por ello, las redes sociales y cada vez más
amplios contingentes de ciudadanos las hacemos nuestras y apoyamos las
acciones que obliguen al gobierno mexicano ha cambiar su rumbo actual.

La no renegociación del tlcan y el no cambio de las políticas actuales
significará, como hace 14 años, un certificado de exterminio para la
inmensa mayoría de los campesinos e indígenas de México.

Frente a la cerrazón y los intereses de unos cuantos, sólo la acción
social creciente y la propuesta alternativa abrirá los horizontes y
sustentará la esperanza. Nos sumamos e invitamos a todos los verdaderos
patriotas a la gran movilización del próximo 31 de enero de campesinos,
indígenas y sociedad civil.

Enero del 2008.


http://movimientos.org/noalca/show_text.php3?key=11673

responsabilite

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