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Declaración de Unasur se basó en propuesta chilena

CHILE - La arriesgada apuesta de Michelle

Pablo Basadre G, El Mostrador

Martes 16 de septiembre de 2008, por Claudia Casal

16 de Septiembre de 2008 - El Mostrador

A las 22:21 de anoche, luego de más de cinco horas de debate, Bachelet ingresó al Patio de Las Camelias de La Moneda para dar a conocer el acuerdo suscrito en la cumbre extraordinaria realizada ayer y en la que participaron los presidentes de los países integrantes de la recientemente creada Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR): Luiz Inácio "Lula" da Silva de Brasil, Cristina Fernández de Argentina, Álvaro Uribe de Colombia, Tabaré Vásquez de Uruguay, Fernando Lugo de Paraguay; Rafael Correa de Ecuador; el canciller José Antonio García Belaunde, en representación de Alan García de Perú, Evo Morales de Bolivia y Hugo Chávez de Venezuela.

La mandataria inició su discurso explicando el motivo de la cita internacional, acordada en conjunto con el gobierno boliviano, y argumentó la legítima preocupación de la comunidad internacional y especialmente la sudamericana por la grave crisis social y política que enfrenta el presidente Evo Morales. Al iniciar la lectura del acuerdo, Bachelet prefirió hablar de "los trágicos episodios que hace 35 años en este mismo lugar conmocionaron a toda la humanidad" para referirse al golpe militar de 1973. Dichos que estuvieron en la misma línea de las declaraciones de Chávez en el aeropuerto y en La Moneda, donde señaló: "(…) Y que vaya a ocurrir, Dios nos libre en Bolivia, lo que ocurrió aquí mismo en este Santiago querido, en este Palacio de La Moneda hace 35 años y cuatro días".

En su calidad de presidenta rotativa de Unasur, Bachelet logró que el acuerdo propuesto por Chile se mantuviera casi intacto. Así lo confirmó el propio canciller peruano José García Belaunde, quien a la salida del encuentro dijo que la versión final se había redactado sobre la base del texto presentado por Chile y que sólo se le habían hecho algunas precisiones.

El documento, firmado luego de que los mandatarios tuvieron la oportunidad de conocer el Salón Blanco de La Moneda, donde Bachelet recreó el despacho del ex presidente Allende y que inauguró hace pocos días, se denominó "Declaración de La Moneda". El texto, estipuló, entre otras cosas, apoyar una mesa de diálogo en el país altiplánico y respaldar al gobierno boliviano para que una comisión de Unasur pueda constituirse allá e investigar los hechos ocurridos en las últimas semanas. Además de una comisión de "apoyo y asistencia al gobierno de Bolivia en función de sus requerimientos incluyendo recursos humanos especializados". Bachelet, a diferencia de otros episodios donde había mostrado vacilaciones, como cuando Chile se abstuvo en la votación para llenar el cargo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en favor de Venezuela, realizó un giro hacia la región, tal como lo había planteado muchas veces cuando era candidata, desestimando así la posición histórica del ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, más pro norteamericana.

El acuerdo será el test más relevante que pondrá a prueba su cuestionado liderazgo a nivel internacional, pues en ella recae la responsabilidad de nombrar los integrantes de estas comisiones y asumir públicamente un eventual éxito o fracaso de las gestiones.

El temor por Chávez y el rol de Lula

La jugada de Bachelet, según fuentes de gobierno, es arriesgada. No sólo por los resultados positivos a los que está obligada a obtener para legitimar su acción y a Unasur, sino que también porque hasta ahora sus gestos hacia la región se encontraban a nivel "declarativo". "La percepción de la Presidenta tanto en Europa como en Estados Unidos no se basa en este tipo de gestiones, sino más bien en su historia biográfica. En ese sentido, tiene mucho que perder si los resultados son adversos, pero podría también validar a Unasur en Chile y el extranjero. Algo que aún no se logra", comenta una fuente de Palacio.

La lectura política al interior del gobierno es que ahora existe algo más que una declaración de buenas intenciones. Según fuentes de Cancillería, la comunidad internacional tendrá todos sus ojos puestos en Chile, sobre todo EE.UU., donde la idea de un organismo en el que no tienen ningún tipo de injerencia, no es bien mirado.

El problema, según un analista, es que la crisis de Bolivia no es sólo política. "Aquí hay dos países enfrentados en una misma nación. Es decir, por un lado un pueblo marginado, pobre, mayoritariamente indígena y por otro la clase poderosa que maneja prácticamente todo el país. Por tanto no se trata de un conflicto de fácil solución".

A esto se suma la actitud vacilante que ha mostrado Bachelet respecto a los grandes bloques latinoamericanos compuestos por los presidentes de Brasil, Luiz Inácio "Lula" da Silva y de Uruguay Tabaré Vásquez – ambos declarados social demócratas y mandatarios preferidos del ex presidente Ricardo Lagos- y el otro eje formada por el boliviano Evo Morales y el polémico Hugo Chávez.

En el caso de "Lula" existía preocupación después de sus declaraciones el fin de semana, donde había manifestado sus dudas sobre la utilidad de la cita convocada por Bachelet. Algo que habría reiterado en la reunión de ayer, apuntando a la decisión que Morales debía tomar sobre el conflicto. Sin embargo, una de las mayores preocupaciones de La Moneda, sobre todo en el ministerio de Relaciones Exteriores, era el riesgo de un eventual fracaso en las conversaciones por la actitud de Chávez en estas instancias.

Según fuentes de gobierno, en la cita el venezolano reiteró sus dichos contra EE.UU. y exigió una fuerte condena pública en su contra por la responsabilidad que a su juicio tenía el país del norte en la crisis boliviana. Una información que fue confirmada por el propio ministro, Alejandro Foxley, en una entrevista anoche a un canal de televisión: "El tono no me pareció el más propicio para construir un acuerdo, afortunadamente no fue acompañado por el resto", dijo. Respecto a un eventual apoyo militar e intervención de Venezuela en Bolivia, que según trascendió habría manifestado Chávez en la reunión en caso de seguir escalando el conflicto, Foxley declinó referirse al tema.

Otro de los episodios que llamó la atención de los mandatarios -quienes estaban acompañados de sus respectivos cancilleres- fueron los videos con imágenes "bastantes crudas" de los hechos ocurridos en Bolivia que trajo Evo Morales para mostrarle a sus pares como parte de su exposición, que según fuentes de cancillería se extendió por poco más de una hora.

Por qué no te callas

La espera en Palacio se alargó por aproximadamente siete horas desde que comenzaron a llegar los primeros presidentes latinoamericanos a la sede de gobierno a eso de las 14:55, junto a sus respectivas comitivas, siendo recibidos con honores por la guardia presidencial.

Aunque en el gobierno se dijo que la forma en que se había organizado la llegada de los presidentes correspondía al protocolo normal de una Cumbre, lo que implicaba que los periodistas debían estar en el Patio de Los Naranjos, mientras los presidentes eran recibidos por Bachelet en el Patio de Los Cañones –al otro extremo, en la entrada principal de Palacio- sin ninguna posibilidad de acercamiento de la prensa más que las imágenes captadas por los gráficos y camarógrafos de televisión. Lo cierto es que uno de los dolores de cabeza eran los "disparos verbales" de Chávez en la sede oficial de la discusión, es decir, en la misma Moneda. En el gobierno, sobre todo en Cancillería, querían evitar sus ya clásicas "salidas de madre". Fuentes de La Moneda dicen que Foxley estaba preocupado de monitorear los dichos de Chávez y las reacciones que podía provocar en el exterior.

Según lo presupuestado por Presidencia, Bachelet sería la primera en dar a conocer el resultado de la cumbre. De hecho, un par de horas antes funcionarios de prensa de La Moneda comunicaron a los periodistas la inscripción en una lista para "sortear" quienes serían los encargados de hacer las tres preguntas autorizadas luego de la declaración oficial con las conclusiones. Sin embargo, el desorden que se produjo luego de la salida de los mandatarios de la reunión fue tal que cuando Bachelet habló, ya todos sabían el resultado de la jornada.

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, fue uno de los primeros en abandonar el lugar, sin hacer declaraciones y mirando distraído a los periodistas que le gritaban para hacerle consultas. Luego de eso, vino la debacle: la mandataria argentina, Cristina Fernández, sacó la peor parte. La seguridad de La Moneda fue completamente sobrepasada y tras forcejos y empujones la esposa de Néstor Kirchner dio un grito para calmar a la prensa nacional y extranjera, advirtiendo que si no existía orden, no hablaría. En medio de ese caos y luchas con los guardaespaldas, también hizo declaraciones Tabaré Vázquez de Uruguay, el canciller peruano García Belaunde, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa y Hugo Chávez, quien reiteró su comparación de lo que vive Bolivia hoy con el golpe de Estado de 1973 en Chile, trató nuevamente de "pitiyankis" a los simpatizantes de EE.UU. y maldijo al Imperio, todo en su estilo altisonante. Se dio el tiempo incluso de descomponer la palabra "Pitiyanki" y explicar su origen para luego caminar hacia la entrada de Palacio y realizar otro punto de prensa. Mientras eso sucedía, la seguridad de La Moneda intentaba infructuosamente ordenar su propio desorden.

http://www.elmostrador.cl/modulos/noticias/constructor/noticia_nueva.asp?id_noticia=258200

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