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Mi humilde opinión

CUBA - Que me disculpen, no soy un creyente

Ariel Zúñiga

Lunes 8 de marzo de 2010, puesto en línea por Ariel Zúñiga

A diferencia, o más bien a la inversa, de una parte de la izquierda, más ruidosa que mayoritaria, no defiendo mi pensamiento por creer en él, por el contrario, estoy en contra del sistema porque dudo. Si creyera en el comunismo, en el socialismo o el anarquismo no veo el límite para luego ser persuadido a creer en los contactos extraterrestres o en cualquiera otra “religión publicitada en la revista Mecánica Popular” como ironizaba Woody Allen. Tener fe es creer en todo y en cualquier cosa. Considero mis compañeros a quienes buscan, a quienes dudan, no a quienes que a pesar del peso de los hechos prefieren ser embaucados una y otra ver con tal de decirse consecuente.

Soy anticapitalista porque no veo el modo en que este sistema pueda ser considerado exitoso, pienso que debe cesar la explotación del hombre por el hombre porque es un modelo probado y agotado que sólo prodiga sufrimiento y que todo avance es sobre horcones de cadáveres.

Si los EEUU cargaran con una piragua y dos rifles de agua en contra de Cuba sería el primero en indignarme, en disponer de mi pluma diligentemente para denunciar el hecho, en sumar mi molestia a la de otros, en convencer a los indecisos y pusilánimes.

Por la misma razón no me tiembla la mano para condenar la muerte del prisionero cubano .Orlando Zapata luego de más de OCHENTA días en huelga de hambre.

Mi vida ha sido dura, entre otras cosas por no aceptar ningún vínculo de vasallaje, la independencia tiene sus costos pero también un invaluable beneficio: nadie me puede hacer callar.

Eso no significa que no me abstenga, a veces, de decir lo que pienso, no sólo porque el rol del intelectual sea hablar lo más tarde posible sino especialmente porque mis escritos son textos políticos, que buscan despertar en el lector las dudas que produce el pensamiento pero al mismo tiempo aunar voluntades para producir efectos. El silencio es táctico pero mi única estrategia es la verdad.

Y esa es la razón por la cual he moderado mi constante condena al gobierno cubano, que en mi bitácora ha sido constante y coherente, desde mediados del año pasado a propósito de las elecciones presidenciales.

Fui acusado de traidor, de fascista encubierto, de agente del piñerismo, de los EEUU, de infantilista, ultraizquierdista... de tantas calumias, y otras tantas injurias, por opinar que Piñera y Frei eran, son y serán lo mismo, que Arrate era palo pegoteado destinado a capturar moscas, que Marco Enriquez Gumucio una alevosa forma de restregarnos en la cara nuestra mediocridad, impostura e ignorancia.

Sé que quedan pocas horas de libertad, pronto el bolchefreísmo llamará a refundar la concertación desde un eje progresista de balneario y los que aún no toleramos ser amarrados en el palenque seremos acusados nuevamente de vendepatria. Como decía el cardenal Richelieu, la traición es una cuestión de fechas, lo que escribo hoy, casi en la impunidad, será castigado con presteza y severidad en cuanto lleguen de sus vacaciones en Cachagua los ministros del tribunal popular.

No me sorprende la muerte de Orlando Zapata ni cambia en lo más mínimo mi opinión sobre la dictadura castrista y los burdos intentos de legitimarla, pero me da la oportunidad de referirme a este asunto espinudo.

Como señalé no soy un feligrés de la izquierda ni menos me presto a venerar a sus falsos ídolos. El bloqueo económico justificaba en parte la pobreza en Iraq pero en ningún caso las sistemáticas violaciones a los DDHH. Y es obvio, tales brutalidades no justifican la intervención yanki en Mesopotamia. Por lo tanto dos cuestiones distintas, y en ningún caso relacionadas, son el criminal bloqueo en contra de Cuba y los crímenes de lesa humanidad del régimen castrista. Sólo en la disfuncional mente de un hegeliano dos males pueden equivaler a un bien.

Una cosa es el respetable gobierno de liberación nacional y otra, muy diferente, el que me compre que se trata de una revolución socialista. Y quizá cuadren el círculo ante sus fieles con el tautológico materialismo histórico, en especial de la versión vulgata de nuestra compatriota Marta Harneker, o con las remembranzas de las delirantes teorías guerrilleras de Guevara, una y otra vez refutadas en la práctica, error craso pagado con su propia vida en Bolivia mientras jugaba al mesías en la profundidad de la selva. Al menos yo no me compro esas patrañas.

Pues como dije, no he sellado con ósculos pacto de vasallaje alguno, ni provengo de la whisquierda pije, que nutre de culposos militantes que se pelean los cupos para viajar a la isla, bañarse en Varadero, putear -sean hombres o mujeres el verbo igualmente aplica- en la Habana, y dedicarse a parlotear sobre que la vida allá es sencilla y feliz. Es fácil decirlo para quienes asisten al dentista a controles preventivos mientras los obstinados anticastristas vamos al consultorio a que nos saquen las muelas. Sólo un pobre comprende el dolor de otro pobre, y por lo tanto, no me digan que la miseria cubana es una muestra de su dignidad.

¿Cincuenta años de revolución? En Francia mucho antes de eso ya había pasado una restauración y de todos modos venció la revolución francesa ¿Cuántas horas soportaría la Cuba “socialista” un gobierno diferente?

En nuestro país han debido forzar las leyes para castigar a los manifestantes, realizar montajes judiciales para negarle sus derechos procesales, en Cuba sencillamente no existen esos límites al ejercicio del poder. Durante un estado de excepción de más de medio siglo se permiten figuras penales como la “peligrosidad pre delictiva”. Con delitos así vigentes en Chile no podría escribir y obviamente estaría preso.

Para quién defienda la isla que por favor me explique porqué no existen balseros centroamericanos que se arrojan, tal como lo hicieron en el Granma, hacia la isla para vivir en el paraíso. Lo cierto es que hoy la isla es más pobre que antes de su “revolución”, gran parte de su población vive en el exilio económico y político, y sus utilidades siguen dependiendo de la prostitución, el turismo del entretenimiento nocturno, el alcohol y el tabaco, prudentemente administrados por los carcamales. Se ha destruido la agricultura y la precaria industria existente, en vez que diversificación de las exportaciones hoy reciben ingresos de fuentes diversas, gracias a las remesas de los exiliados.

Un muerto de hambre en un país miserable explotado por un gobierno al cual me niego a seguir subsidiando moralmente, como entusiastamente lo hacen los creyentes, so pretexto de sus credenciales de izquierda.

Nada de lo humano me es ajeno y todo dolor es mi dolor, los tiranos son mis enemigos vistan de caqui o de verde oliva.

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