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MÉXICO - El Zapatismo en marcha hacia ningún lado (Raúl Calvo, Kaos en la Red)

Viernes 20 de enero de 2006, puesto en línea por Chiara Sáez Baeza

Chiapas: 74.000 (?) soldados más miembros de otros cuerpos uniformados y paramilitares. Hace unos días, el dirigente militar de una organización clandestina que se levantó en armas contra el gobierno y el Ejército Federal Mexicano comenzó en este Estado un tour en el que irá desarmado, sólo y en motocicleta para recorrer la República Mexicana y “hacer política”.

Mientras, semanas antes comenzó el diálogo entre el ELN y el gobierno colombiano en La Habana previo acuerdo sobre la seguridad de los delegados guerrilleros y ofrecimiento de un salvoconducto para poder atravesar Venezuela para llegar a Cuba, ruta mucho más segura que cruzar Colombia.

A veces, la política parece una burla.

De la guerra al abandono de ésta

Chiapas, agosto de 1994: se realiza la Convención Nacional Democrática, primer encuentro del EZLN con la sociedad civil. Todavía se sienten cercanos los fogonazos de las armas de los zapatistas y aparentemente no está marcado el rumbo que seguirá el movimiento.

A ese encuentro al que fueron llamados diversos activistas e intelectuales de izquierda pero, ¡oh, casualidad!, fue vetada la presencia de los dos trovadores más politizados de México, José de Molina y Andrés Contreras “El juglar de los caminos”, que aconsejaban a los zapatistas que no entrasen en politiquerías electorales, como luego se hizo en esa ocasión. Pese a ello el segundo acudió a Guadalupe Tepeyac para asistir a la CND y, según cuenta, fue expulsado del Aguascalientes y escoltado por los insurgentes.¡Hale, por ultra! ¿O es que se creyó eso de un mundo donde quepan muchos mundos?[1]

Ha sido muy triste comprobar como a lo largo de estos años el EZ ha tenido más fortuna que el propio gobierno a la hora de deslegitimar la lucha armada en México. Esa larga historia que comenzó tras el fracaso de la Revolución con el alzamiento de Rubén Jaramillo y que continuará de manera más o menos interrumpida durante toda la mitad del siglo XX (la guerrilla de Chihuahua con Arturo Gámiz, la Acción Cívica Nacional Revolucionaria de Genaro Vázquez, el Partido De Los Pobres de Lucio Cabañas, el Frente Urbano Zapatista, la Liga Comunista23 de Septiembre...) hasta llegar a la aparición del Ejército Popular Revolucionario en 1996[2].

Quedan ya un tanto lejos los primeros días de enero de 1994, en los que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional sorprendió al mundo tomando siete cabeceras municipales de Chiapas[3] dando a conocer la Declaración de la Selva Lacandona y las Leyes Revolucionarias.

Detengámonos un momento en estos primeros escritos. Excepto la Declaración de la Selva Lacandona y la Ley Revolucionaria de Mujeres los demás han caído en el olvido y ni siquiera los simpatizantes zapatistas los recuerdan. ¿Es porque eran leyes de guerra y perdieron su validez al ser para una circunstancia muy particular? No, exactamente.

Coincidiendo con el levantamiento Zapatista apreció “El Despertador Mexicano” publicación oficial de la comandancia zapatista. En este único número de la publicación aparecieron una serie de Leyes revolucionarias que entre otras cosas decían:

“Los pueblos, en general, deberán tomar posesión de sus bienes de acuerdo con lo establecido en las Leyes Revolucionarias. Los jefes y oficiales del EZLN prestarán a dichos pueblos su apoyo moral y material a fin de que se cumpla con lo dispuesto en estas leyes revolucionarias siempre y cuando los mismos pueblos soliciten tal ayuda”

“La LEY DE IMPUESTOS DE GUERRA es obligatoria para todos los pobladores civiles que vivan de la explotación de fuerza de trabajo o que obtienen algún provecho del pueblo en sus actividades. Los pequeños, medianos y grandes capitalistas del campo y de la ciudad podrán ser obligados al cumplimiento de esta ley sin excepción, además de sujetarse a las leyes revolucionarias de afectación de capitales agropecuarios, comerciales, financieros e industriales”.

“Serán objeto de afectación agraria revolucionaria todas las extensiones de tierra que excedan las 100 hectáreas en condiciones de mala calidad y de 50 hectáreas en condiciones de buena calidad. A los propietarios cuyas tierras excedan los límites arriba mencionados se les quitarán los excedentes y quedarán con el mínimo permitido por esta ley pudiendo permanecer como pequeños propietarios o sumarse al movimiento campesino de cooperativas, sociedades campesinas o tierras comunales”.

“Los habitantes que tengan casa propia o departamento dejarán de pagar los impuestos catastrales”.

“Los inquilinos que paguen renta y lleven más de 15 años habitando en una vivienda dejarán de pagar la renta al propietario hasta que triunfe el gobierno revolucionario y se legisle”.

“Los inquilinos que tengan menos de 15 años habitando una vivienda y pagando renta por ello pagarán únicamente el 10% del salario que gane el jefe de la familia y dejarán de pagar al llegar a cumplir los 15 años viviendo en el mismo lugar”.

Supongo que está claro el por qué del “olvido” de estos textos. El EZ rebajó su ideario inicial hasta amoldarlo al gusto de las muy caritativas o­nGs que pululan por Chiapas. De la criba solo se salvó la Ley Revolucionaria de Mujeres ya que daba muy buena imagen para este mundillo de la solidaridad y la ya citada Declaración de la Selva Lacandona[4].

No nos confundamos y pensemos que estamos próximos a la versión que de aquellos hechos dio el poder, que los podemos leer en el voluminoso libro de memorias del ex presidente Carlos Salinas de Gortari[5]: los zapatistas son un grupo armado con reivindicaciones de guerrilla clásica y en su alzamiento no tienen reivindicaciones particulares sobre el mundo indígena; será después cuando hagan de la cuestión indígena su única eferencia ya que les resultó más vendible.

No dudo de que desde un principio hubo intención de luchar por la mejora de condiciones de la población indígena, de hecho la Declaración de la Selva Lacandona empieza con una frase inequívoca: “Somos producto de 500 años de luchas”, lo que sí lamento es la rebaja de sus aspiraciones. La L y N de Liberación Nacional se vaciaron de contenido.

Pero al comenzar la guerra, no sucedieron las cosas como el EZ pensaba. Su “Intégrate a la fuerzas insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional” no obtiene eco: ni el país se incendia ni se le pone al borde de la guerra civil revolucionaria. Hubo algunos actos violentos aislados (pequeñas acciones con bomba en algunos puntos de México y de las cuales el EZ negó la autoría, derribo de dos torres de alta tensión, etc.) pero nada más. La chispa no prendió la pradera.

Fue un error de cálculo muy grave. Además que los otros grupos guerrilleros que podían haber colaborado no lo hicieron y permanecieron en hibernación ante una acción tan prematura.

Tras los doce días iniciales de guerra, el EZ dice haber escuchado el mensaje de al sociedad civil mexicana y que se apresta para soluciones diálogo. ¿Y cómo pudo ocurrir un cambio de opinión política de forma tan rápida y, en teoría, sin oposición interna? ¿Se tiraron por la borda diez años de preparación así, sin más? Te dejo, querido lector, querida lectora, que especules la respuesta...

Si se lee el escrito previo a la guerra “Chiapas: el sureste en dos vientos, una tormenta y una profecía”[6] y los comunicados de esos primeros días se comprobara que se utilizará un estilo mesiánico, casi redentorista, estilo que se ha ido manteniendo y adaptando con los años, solo que en estos primeros textos está mucho más marcado por el trasfondo de la lucha armada y la muerte (“Los arroyos cuando bajan ya no tienen regreso más que bajo tierra” le dice el Viejo Antonio a Marcos cuando los insurgentes-arroyo bajan de la montaña para comenzar la lucha). Y no son precisamente los brutos simpatizantes de las luchas armadas los que antes cambian de opinión y abandonan esta estrategia de lucha. ¿Es que no hubo distensiones?

El mito de la sociedad civil mexicana

A lo largo de esta docena de años se ha tejido una fábula con pocos visos de realidad: el de que existe una madura sociedad civil en México y a ella le han apostado los zapatistas.

Esa sociedad civil que no se integró a las fuerzas armadas zapatistas se manifestó en número de algo más de cien mil personas en el zócalo de la Ciudad de México el día 12 de enero de 1994 pero no para demostrar su simpatía por los rebeldes sino para exigir al gobierno y a los alzados el alto el fuego y el comienzo del diálogo.

No fue un número muy abultado de personas dada la gravedad del asunto y se encontraban más preocupadas por su tranquilidad de urbanitas que por el estado de miseria de sus compatriotas indígenas. ¿Cuándo empezó entonces el romance entre el EZ y una parte de la sociedad civil? Cuándo ésta dejo de considerarlos una amenaza para su tranquilidad y pudo ofrecer su caritativo apoyo.

Un año después, cuando la ofensiva del 9 de febrero de 1995 y con un zapatismo en pleno repliegue la sociedad civil ya se envalentona con su “Marcos, somos todos”. Ya pasó el peligro de la guerra y ahora que llegue nuestra solidaridad.

Incluso esta misma situación se volvió a repetir unos años después cuando la huelga general en la UNAM. Muchas de aquellas personas que apoyan a los zapatistas no apoyaron al Consejo General de Huelga, al margen de sus aciertos y errores, ya que los conflictos están bien allá lejos en Chiapas pero en el barrio donde uno vive.

¡Y sin embargo se sigue mitificando como la sociedad civil mexicana cuando todavía es políticamente muy inmadura! Ha jugado, es cierto, un papel importante en momentos puntuales como el citado del 9 de febrero o cuando la matanza en Acteal pero es incapaz de organizarse de forma permanente. El Frente Zapatista no cumplió sus objetivos ni tampoco las Coordinadoras Zapatitas, que surgieron a causa de la inactividad de éste para acabar desapareciendo con el tiempo.

Pero no es un problema específico de México, es un problema teórico más profundo: eso de imaginar que de pronto brota un intelectual orgánico colectivo que se declara en asamblea permanente es una locura tan grave como la de que zapatismo haya eliminado de sus principios la creación de una vanguardia.

Por último añadir que el “fallo” de la sociedad civil no inhabilita la opción armada. De hecho, tras la aparición pública del EZ, diversas comunidades indígenas chiapanecas se sumaron a él ya que entendían que solo la lucha armada les podía garantizar un futuro mejor.

Mientras, aun queda algún que otro despistado que ve en los inutilizados fusiles del EZ la esperanza de un mañana revolucionario que ni se intenta gestar

El apoyo internacional

El peculiar discurso zapatista ha sido del agrado de sus amigos de la izquierda almidonada europea (Danielle Mitterrand, Ignacio Ramonet, Refundación Comunista italiana...). El EZLN acaparó profundas simpatías de esa izquierda que divide el mundo entre guerrilla mala (FARC en Colombia, EPR en México) y la guerrilla buena zapatista y a esta última puede dedicar sus elogios por su lucha pacífica y recoger su discurso victimista sobre los pueblos indígenas.

Indudablemente el EZ supo manejar muy bien los símbolos y los medios de comunicación durantelos primeros años de guerra y consiguió darle a su causa un halo de universalidad tal como el que puede tener la lucha palestina. A San Cristóbal de Las Casas han llegado miles de activistas a lo largo de estos años y, a medida que el conflicto ha ido bajando de intensidad, las calles de Sancris se han dio llenando también de aventureros de pacotilla, anarcoprimitivistas, pseudo ácratas y demás fauna. ¡Bienvenido a Chiapas, paraíso de los no integrados! Eso sí, no les pidas a este público tan alternativo que colabore ni siquiera acudiendo a una concentración.

“Yo no soy un revolucionario”

Al menos en dos ocasiones recuerdo haberle oído decir al subcomandante Marcos que él no es un revolucionario.Y sin duda es cierto, de hecho su discurso más que anticapitalista parece precapitalista: pretende detener la rueda de la historia en actitudes comunales de antes de la época burguesa, es decir es un socialismo reaccionario.

Y es que muchos han sido los dislates teóricos de esta organización que dice ser tan posmoderna que dejó atrás la fraseología marxista. Yo también estoy de acuerdo en que esta estaba (y está) muy anquilosada y le hace falta una buena puesta a punto pero no aplicando el método zapatista: muerto el perro, se acabó la rabia.

El EZ hizo creer que se podía lograr lo imposible: ganar una guerra por medio de comunicados. Y si bien debemos agradecerle, y mucho, el que recuperara el valor subversivo de las palabras también debemos reconocer que con buenas intenciones no se transforma el mundo. ¡Ya quisiéramos que fuera así de sencillo!

Durante los dos o tres primeros años de conflicto es cuando el EZ más participa y organiza encuentros con la sociedad civil. Ya desde entonces el EZLN ofrece una crítica al neoliberalismo más pasional que racional y, lo que es más importante, no ofrece alternativas definidas; su único ideario político explícito será el de la defensa de la autonomía indígena.

De la guerra de baja intensidad a la situación actual

Durante el poco hábil gobierno de Ernesto Zedillo, los zapatistas consiguieron llevar la iniciativa mediática del conflicto lo que fomentó ese sueño de que la victoria sin balas era posible.

Existieron, ciertamente, episodios tensos, el más famoso de ellos el de la masacre de Acteal pero el EZ no respondió a unas provocaciones que darían excusa para una intervención de envergadura que no estaba en capacidad de soportar[7].

En los últimos años, y sobre todo tras la llegada de Fox al poder, la guerra de baja intensidad dejó a un lado su carácter más ofensivo para dar paso una estrategia de desgaste, que está resultando ser más efectiva. Tras la llegada del PAN a la presidencia del gobierno, los papeles se invierten y son los zapatistas los que se encuentran a la defensiva. Jugaron muy bien la carta de la Marcha al Distrito Federal en 2001 pero cayeron en el error de creer que podían desgastar al poder cuando en realidad eran ellos los afectados.

Ahora el gobierno les deja hacer en sus asuntos de autonomía o en este nuevo zapatour, que es una parodia del anterior, pero no porque el coste político de acabarlos sea muy alto tal y como ocurría con Zedillo sino porque el abanico de la indiferencia está siendo suficiente para arrancar sus raíces. Por supuesto que no es impensable hablar de un atentado durante el zapatour o que se repitan balaceras aisladas en Chiapas pero no es una estrategia que interese a la oligarquía sino todo lo contrario, la perjudica.

En esta situación es imposible que suba de escalón la autonomía indígena. Se podrá lograr nuevas mejoras, de hecho es indudable de que así ha sido, pero cualitativamente no se puede avanzar más.

El individuo que dice no ser revolucionario pero que viaja en motocicleta para darse un aire al Che- ya hemos dicho que son unos maestros en el simbolismo- marcha hacia ningún lado.


NOTAS:

[1] No obstante, Contreras y el ya fallecido Molina siguieron participando y colaborando con el movimiento zapatista.

[2] Aun existen en México innumerables grupos armados, entre ellos podemos destacar: Ejército Popular Revolucionario (EPR), Ejército Revolucionario Insurgente Popular (ERIP), Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), Milicias Magonistas, Ejército Popular de Liberación José María Morelos, Movimiento Armado Revolucionario Rubén Jaramillo, Comando Revolucionario Indígena Campesino de Liberación Nacional (CRIC-LN), Ejército de Defensa de los Campesinos (EDC).

Ciertamente, la influencia social y popular de estos grupos es, en la mayoría de los casos, escasa. Destacar que el EPR sí cuenta con un cierto apoyo popular en algunas zonas de Oaxaca, Chiapas y Guerrero.

[3] La cifra varía según en el lugar que se consulte pero ello es debido a la no confirmación del dato y no porque en realidad haya dudas sobre el mismo. Las siete cabeceras tomadas son: San Cristóbal de Las Casas, Ocosingo, Altamirano, Las Margaritas, Chanal, Oxchuc y Huixtán.

[4] En 2004, coincidiendo con el décimo aniversario del alzamiento zapatistarecuperé los textos de “El Despertador Mexicano” que solo he sido capaz de encontrar en otra página web en todo el mundo.

Durante varios años apoyé (críticamente) al EZ; más bien debería decir que mi compromiso fue con el pueblo de Chiapas y no con el zapatismo. Creo que mi última actividad militante en este ámbito fue recuperar y escribir unas líneas para presentar El Despertador, una despedida son rentintín crítico. Aquí los podéis consultar: http://www.nodo50.org/pchiapas/chiapas/documentos/despertador/intro.htm

[5] Carlos Salinas de Gortari: “México, un paso difícil a la modernidad”, Plaza & Janés Editores. De este libro sí que podemos decir aquel tópico de que “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”.

[6]“Chiapas: el sureste en dos vientos, una tormenta y una profecía” es el texto más antiguo que se conoce del EZLN. Está fechado en 1992, dos años antes del comienzo de la guerra: http://www.nodo50.org/pchiapas/chiapas/documentos/profecia.htm

[7] Existen algunos casos en que no queda del todo claro si el EZLN no respondió a algún ataque militar o paramilitar a una comunidad como por ejemplo en la comunidad de Unión Progreso en 1998 donde cayeron muertos siete policías. Pero son casos aislados.


Fuente:

http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=14547

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