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Opinión - Apretar los dientes y morder la almohada

CHILE - Una cosa es que lo soportemos, otra que nos guste

Ariel Zúñiga

Lunes 14 de julio de 2008, puesto en línea por Ariel Zúñiga

Televisión nacional debe su nombre a que es un canal del estado de Chile, no necesariamente del gobierno de turno, pero sí del estado. En la clase dirigente existe una relación que he designado en varias oportunidades omertá es decir, la red de relaciones extorsivas que se producen en las organizaciones ilícitas; el término deriva de la lealtad implícita que se deben los integrantes de la Mafia siciliana. Para decirlo en buen chileno podríamos utilizar indistintamente este término o el de amistocracia; y si queremos ser precisos, amistoplutoclocracia (el gobierno de los amigos, los que tienen plata y los incompetentes)

Por lo dicho no sorprende que en TVN se realicen esporádicas operaciones comunicacionales destinadas a apuntalar la institucionalidad del país. Esto no necesariamente implica defender al gobierno aunque por lo general se lo hace como un medio para el cumplimiento de ese fin. El programa político “Estado Nacional” cumple este propósito por lo menos una vez al mes; también lo hace su “Entrevista del Domingo”. Homenajes a Longueira para dividir a la a la “Alianza por Chile”, ataques histéricos en contra de Piñera por ser empresario como si fuera moralmente defendible el ser un panelista elegido a dedo y pagado con nuestros impuestos. Hoy tocó defender a Andrés Velasco, el ministro de Hacienda, puesto que se trata de una razón de estado, transversal, ante todo el barco debe mantenerse a flote. Matheo, Dittborn, los economistas más serios de la derecha propiamente tal, también defienden su permanencia en el cargo aunque critiquen algunas de sus erráticas decisiones (que bien sabemos obedecen a la actitud pusilánime y voluble de su jefa). Que el ministro de Hacienda conserve el cargo durante el mandato presidencial se ha transformado en la marca registrada de los gobiernos de la Concertación, un cambio del ministro significaría una crisis que pondría en riesgo al régimen civicopolicial. Velasco maneja la billetera fiscal y si la deja arriba de la mesa se pueden repartir el botín otros peores que él u otros caritativos con limosna ajena.

Pero lo que más repugna es aquello que algunos llaman soberbia, pero se trata de una figura pluriofensiva que mezcla majadería, indolencia y conocimientos técnicos usados para el cumplimiento de finalidades inexpresables. Luego de que Joignant, motejado de sociólogo aficionado por Melnick, lo presentara como a su mejor amigo, confidente y socio pero sin explicitarlo, Velasco aprovechó el viento a favor para decir que la “discusión acerca de si Chile es neoliberal es una lesera puesto que el plan auge (plan de salud pública) dota a los usuarios de prestaciones que ni los EE.UU tienen y seis de cada nueves cabros estudia en la universidad gracias a platas estatales” (sic)

Me parece que gran parte de la discusión acerca del modelo neoliberal es superficial pero de ahí que sea una lesera (galicismo equivalente a estupidez) distan años luz. Y los ejemplos que utiliza su excelencia el profesor en Harvard made in Columbia, Yale y el MIT, son proferidos cómodamente gracias a la impunidad de la ignorancia que se ha asentado en el país: desde luego que el estado de Chile realiza prestaciones sociales que pueden parecer ajenas a un neoliberalismo de pizarrón pero que no se nos olvide que, a diferencia de los EE.UU, aquí el ochenta por ciento de la población se encuentra en una situación que lo obliga a ser respaldado por fondos públicos. Nadie puede surgir gracias a su trabajo individual, su tesón, su inventiva, si hasta ser narcotraficante se está convirtiendo en una actividad riesgosa debido a los episódicos arrebatos de probidad que le vienen al fiscal Alejadro Peña. El estado no asiste a los yonquis, ni a las minorías marginadas por el sistema exitista, sino que debe acometer la tarea de contener socialmente al país mientras este es saqueado desde dentro y desde fuera.

Gobernabilidad en los paises dependientes productores de materias primas no significa ser socialdemócrata, ni socialista, ni asistencialista, significa ser capitalista globalizado dependiente económica y culturalmente de otros. Un proyecto nacionalista de desarrollo puede aspirar a que Chile se transforme en socio de la clase dirigente mundial pero el modelo económico de la concertación aspira tan sólo a conservar el poder y mantener al perraje entretenido, endeudado, dócil y desorganizado. Si esto se llama neoliberalismo o amistoplutoclocracia es una discusión superficial y academicista, pero eludir lo central afirmando que somos el paraíso de la seguridad social inmediatamente después de los países nórdicos es tratarnos de estúpidos.

Una cosa es que toleremos la situación actual del país, la indolente clase dirigente, su soberbia y su incompetencia dentro de los parámetros tecnocratas en donde discurren, otra cosa muy distinta es que nos empiece a gustar. Creo que ese es el único modo en que se pueden interpretar las palabras del ministro del interior Edmundo Pérez: apretar los dientes es equivalente a morder la almohada.

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