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COLOMBIA - Sublime iniquidad

Darío Botero Pérez

Jueves 11 de junio de 2009, puesto en línea por Barómetro Internacional

Las frívolas andanzas y peripecias de los hijos del presidente -que son la comidilla de la farándula-, me tienen sin cuidado. Pero las que tienen que ver con tráfico de influencias y abusos de poder, sí me preocupan y nos competen a todos como ciudadanos.

A pesar de que se les quiera quitar cualquier carácter penal, sin dudas lo tienen, como lo tiene el comportamiento de los funcionarios, subordinados a su padre, que los favorecieron con sus decisiones.

Al menos así era antes del impenitente, persistente y arbitrario violador de la Constitución y la Ley, progenitor del par de “genios” financieros que resultaron superiores al insólito David Murcia, tan uribista antes de caer en desgracia y recibir la traición de tanto político que creía haber comprado con sus generosas donaciones a sus campañas.

Este joven sí demostró un talento realmente asombroso para los negocios y la manipulación de la credulidad humana. Pero cayó víctima de los peligrosos e inescrupulosos traidores politiqueros que de crédulos no tienen nada en sí mismos, aunque están acostumbrados a manipular crédulos por montones.

Y como crédulo, enceguecido por su soberbia, cayó en las garras de estos viejos zorros que lograron hasta callarlo, a pesar de su furor y su arrogancia.

Lo amilanaron los golpes bajos a su familia, que, dado su origen humilde, en este caso sí resulta culpable, mientras todos los miembros de las familias de funcionarios del Gobierno que tienen parientes delincuentes, siguen disfrutando de prestigio, buen nombre, y hasta poder omnímodo, como Fabio Valencia Cossio.

Este prócer de la corrupción, la politiquería y el clientelismo, fue derrotado a puño limpio por los primos Uribe, Álvaro y Mario, cuando disputó en 1994 la Gobernación de Antioquia con el ahora presidente,

Irónicamente, ahora es su más fiel y rastrero escudero. Por eso no tuvo inconveniente en negociar públicamente los votos de los “representantes” en su Cámara, en plena sesión, ante las cámaras de la televisión pública; para hacer aprobar la convocatoria a un referendo absolutamente ilegal, e irregular y abundantemente financiado, que le abra a Uribe la posibilidad de ejercer un tercer período, con tendencia a repetirse hasta el infinito.

Los uribistas confían en que un Congreso de aliados, incursos en delitos de todo tipo, incluidos los electorales; y una Corte Constitucional de bolsillo; no dudarán en aprobar la convocatoria, según tememos, a pesar de ser un atropello evidente a la legalidad vigente.

Por eso, ahora pasa como una simple pilatuna el súbito enriquecimiento de los “hijos del ejecutivo”.

En cambio, cuando fue protagonizado por Alfonso López Michelsen, durante el segundo mandato de su decente y civilizador padre, obligó a éste a renunciar a la presidencia, debiendo concluir su período, en 1946, Alberto Lleras Camargo (quien también fue un tipo “decente”, al menos de dientes para afuera)

El escándalo suscitó una enorme inestabilidad social promovida por el conservatismo, decidido a recuperar el poder después de 16 años de ayuno.

Se empeñaron en una campaña sostenida de persecución a los liberales en las zonas rurales, para despojar a los campesinos de sus tierras, pero que se encubrió como una cruzada moral contra el liberalismo “ateo”.

Así surgieron las condiciones que llevaron:

• Al asesinato de Gaitán en 1948
• A la violencia de los años 50s
• A la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla para acabarla, lo cual apenas logró parcialmente, a pesar de traiciones tan famosas como la sufrida por Guadalupe Salcedo, quien fue asesinado después de entregarle las armas al abuelo de Samuel Moreno.
• A la “manguala” liberal-conservadora que llevó a la creación del Frente Nacional. Éste resolvió oficializar la propiedad del poder de la patria, asignándosela a los dos partidos históricos que se lo disputaron desde la “Patria Boba”, con exclusión de los demás
• A la creación, como reacción al antidemocrático pacto, del “Movimiento Revolucionario Liberal” por el “pollo” López, quien después cambió la “R” de “Revolucionario” por la “r” de “renovación” [1]. Lo hizo para pactar su reconciliación con las oligarquías que le permitiese aspirar a la presidencia, con altas probabilidades de obtenerla como auténtico “delfín” de innegable prosapia.
• A la transformación de algunos retazos de guerrilla liberal (al menos de los que no se convirtieron en bandoleros, como los guerrilleros conservadores, todos abandonados por los caciques y el régimen a su suerte) en guerrillas “clasistas”, no “partidistas”, como lo habían sido hasta entonces.
• Al surgimiento de una oposición popular armada (FARC, EPL, ELN...) al régimen liberal conservador. Éste siempre se disputó el poder mediante guerras civiles entre poderosos, pero abomina la lucha de clases.
• A la imposición de la república neoliberal y mafiosa que nos agobia en la actualidad.

El detonante fue la corrupción del segundo “hijo del ejecutivo” con ansias de enriquecimiento a costa de los subordinados a su padre presidente. (El primero fue el hijo de Marroquín, el simpático Lorenzo [2], a quien López decidió emular y superar)

Claro que cuando al “pollo” López le tocó ejercer el poder, de 1974 a 1978, no sólo sus hijos se enriquecieron súbitamente aprovechando una carretera que construyó su padre de cuenta del Estado para valorizarles sus inmensos hatos ganaderos, adquiridos a precio de huevo. Hasta más baratos que los terrenos de la nueva “Zona Franca” en Mosquera, Cundinamarca, que compraron los hijos de Uribe antes de que tuvieran tal destino.

Con López, también su primo Jaime Michelsen Uribe protagonizó espectaculares abusos, que no sólo lo enriquecieron muchos más, sino que inició un proceso que dio al traste con la sociedad anónima en Colombia, cumpliendo el mandato neoliberal de acabar con la gran empresa nacional para entregársela a las multinacionales extranjeras, concediéndoles enormes privilegios.

La gran empresa nacional, bajo la figura de sociedad anónima, casualmente había pelechado desde las épocas nefastas de las “avionadas” del “pollo” que llevaron a su padre a la renuncia. Tiene orígenes coyunturales, como el período de la crisis de los años 30 en el s. XX y el de la segunda guerra mundial que aprovechó el “pollo” para hacer negociados son los bienes expropiados a los alemanes.

Su prosperidad y consolidación las había logrado al amparo de las políticas proteccionistas de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), de las que también se valieron otros países para mantener cierto grado de soberanía y asegurarle algunas garantías mínimas a su población por parte del Estado.

Tales realidades históricas se han convertido en fábula a partir del imperio del cadavérico neoliberalismo, que derrotó las actitudes soberanas de la CEPAL mediante la imposición de un capitalismo salvaje.

Volviendo al cínico “pollo”; adicionalmente, el “águila”, como le decían a su primo banquero, alimentó una crisis financiera de enormes proporciones. Ella cuajó durante el período de Julio César Turbay Ayala, y estalló durante el gobierno de Belisario Betancur Cuartas, animada por otros cuantos personajes, como Félix Correa.

Dicha crisis financiera, nacida del delito, terminó dejando en manos del Estado unos bancos saqueados por sus dueños. El Estado los saneó a costa de los contribuyentes. Ejerció un eficaz y transparente manejo, hasta sacarlos de la crisis y volverlos boyantes otra vez.

Esto demuestra que cualquier empresa manejada profesionalmente, sin politiquería, corrupción y clientelismo, puede y debe prosperar, desde que sea viable.

Comprueba que respetando unas reglas claras, el Estado puede ser tan eficiente como los particulares Con la ventaja para el público no propietario -o sea, para los no capitalistas que conforman la mayoría de los consumidores-, de que la calidad y los precios pueden guiarse por criterios de rentabilidad social en vez de por el lucro comercial para los dueños del negocio.

Pero, desde luego, nuestro arrodillado Estado no tiene ningún interés en servirles a las mayorías. Gaitán lo expresó con claridad y vehemencia. Su misión es proteger los privilegios de las minorías dominantes (oligarquía) y de sus patronos extranjeros (imperialismo). Como en la gran mayoría de países, para que no nos acomplejemos.

Por eso, a la primera oportunidad, esos bancos, exitosamente nacionalizados, fueron privatizados de nuevo, en condiciones onerosas para el tesoro público.

Y terribles para los ciudadanos, quienes se vieron privados arbitrariamente, por los gobernantes vendepatria, de una fuente de crédito fácil y barato, capaz de fomentar las pequeñas y medianas empresas que nos asignó el imperio como única posibilidad para desarrollar alguna actividad productiva autónoma.

Regresando a las “pilatunas” de Tom y Jerry, su enriquecimiento súbito es vergonzoso para la patria. Pero también lo es el de cualquier privilegiado que recibe prebendas no accesibles para los demás ciudadanos, que constitucionalmente son sus iguales.

Tanto los hijos del presidente -beneficiados con el alto valor alcanzado por los predios comprados antes a precios normales, pero declarados después “Zona Franca”-; como cualquier persona que acuda al mismo expediente, son reos ante la sociedad, pues reciben privilegios inaceptables en una democracia.

Igual pasa con quienes adquieren los bancos públicos a menos precio. Y con quienes obtienen todo tipo de concesiones, entre muchos abusivos más (como los saqueadores directos), que se enriquecen con el patrimonio público.

Mientras tanto, las mayorías, inclusive las sumidas en la miseria, son las mayores contribuyentes con impuestos, a través del IVA y en contra del mandato constitucional que ordena la tributación progresiva.

En cambio, los empresarios que compran a precio exorbitante los locales y terrenos de las “Zonas Francas”, reciben exenciones y subsidios que aumentan sus riquezas y profundizan las diferencias sociales.

Aunque les pagan a los dueños de tales Zonas, cifras escandalosamente altas por lo que les costó una bicoca, enriqueciéndolos en un dos por tres; los empresarios aseguran unas altísimas tasas de ganancia al disfrutar de tarifas impositivas inferiores o nulas, y de subsidios para importar maquinaria que les permita adelantar una producción automatizada y competitiva en el ámbito internacional, aunque la justificación demagógica de tales privilegios es que los empresarios favorecidos crearían empleos.

Con este pretexto de la generación de empleo, además, las conquistas laborales, alcanzadas tras prolongadas y dolorosas luchas de las clases trabajadoras, fueron derogadas con un solo golpe totalitario del actual presidente, mediante la reforma laboral que les redujo las horas extras y los recargos nocturnos a los asalariados.

Se trata del mismo “patriarca” vendepatria que (entre otras asombrosas hazañas que la historia registra, lejos de toda calumnia o animadversión), como jefe de la Aeronáutica Civil, consolidó las rutas aéreas del narcotráfico; y como Senador, fue responsable de las leyes 50 (otra reforma laboral regresiva) y 100 (que completó el atropello a los trabajadores mediante la privatización del manejo de las pensiones y cesantías, tanto como de los servicios de salud, que pasaron a ser mercancías sometidas a las leyes de la competencia y el lucro privados, en vez de derechos ciudadanos garantizados por la Constitución excepcionalmente democrática de 1991, para todos)

A causa de semejantes medidas, permanentemente habrá más riqueza para los ricos, empeñados en arrebatarles una porción cada vez mayor a quienes la producen y paulatinamente son más pobres, porque reciben una parte menor de la riqueza social que crean.

Por eso, no sólo hay que denunciar los abusos y el cinismo de Jerónimo y Tomás, los hijos del presidente, sino los de todos los súper ciudadanos que cabalgan sobre los ciudadanos normales despojándonos de nuestros derechos.

Tocará bajarlos al suelo para que nos ayuden, entre todos, como humanos de la misma especie en peligro de extinción, a encontrar la forma de subirnos juntos a la cama, para siempre, mediante la democracia directa.

Es hora de divorciarnos de “salvadores” y “redentores”, aunque sean tan “predestinados” como el recitador favorito de don Fabio Ochoa, el inefable AUV, gran patrocinador, a su vez, de las AUC, y buen domador de caballos, a semejanza del semidiós Alejandro Magno, un “predestinado” de fama universal.


dario-botero[AT]hotmail.com

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[1Ésta oportunista transformación recuerda la césargavirista ”r” de “revolcón”, que Obama puede imitar, así como con la consigna “El cambio es posible” (tan parecida a “Sí se puede”) imitó la campaña de Belisario Betancur para llegar a la presidencia: (¡Los tres debieron contratar la misma agencia de publicidad!)

[2Cfr. Germán Patiño ‘El hijo del Ejecutivo’, EL PAÍS Cali Abril 27 de 2009.

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