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Virtudes de cualquier ciudadano

Bruno Peron Loureiro

Lunes 16 de agosto de 2010, puesto en línea por Barómetro Internacional, Bruno Peron Loureiro

La naturaleza más pronto o más tarde, devuelve a la humanidad aquello que ella le quitó. Mientras la tragedia de las inundaciones afectó esta vez a Pakistán, el Este de Rusia se colocó en estado de emergencia debido al calor excesivo de los incendios forestales.

El hombre no solo se coloca contra la naturaleza, encuentra animosidades aún dentro de su propia especie. En una declaración que muestra como la vecindad no implica necesariamente amistad, el líder venezolano Hugo Chávez rompió relaciones diplomáticas con la Colombia de Álvaro Uribe.

Hasta el 7 de agosto, en que Juan Manuel Santos asumió la presidencia de Colombia, y antes de la dispersión de la incertidumbre, el vecino petrolero ha tomado en serio el enfrentar las declaraciones del gobierno colombiano sobre el apoyo de Chávez a guerrilleros en el territorio venezolano. Se tomo mano del recurso de la diplomacia, que ya ha evitado muchas guerras.

En cada lado de este mundo ha demostraciones de que el hombre no tiene la vocación para liderar otras especies, como lo aseguró durante siglos, inclusive antes del período de “las luces”. Por el contrario, sus mayores virtudes se limitan a mitos que encontraron poca correspondencia en cualquier sociedad.

Toda sociedad manifiesta formas y expresiones de poder que tienden a organizarla, pero que casi siempre generan estructuras jerárquicas y opresoras que esclavizan a los hombres y les ofrecen pocas posibilidades de auto conocimiento y cambio sistemático.

Sólo hay que ver la podredumbre en que está Brasil.

Un caso notorio de que es posible adecuar un modo de producción acorde al deseo de toda la población, ocurre en Cuba. El gobierno cubano de Raúl Castro flexibiliza el sistema productivo de la isla para permitir la apertura de pequeños negocios y la comercialización de algunos bienes, luego de largas décadas de dominio de la propiedad estatal.

Pocos países de Latinoamérica presentan procesos de gran envergadura que ocurran desde dentro hacia fuera. Generalmente se apropian de modelos (culturales, económicos, políticos, etc) que emergieron de ultramar y, antes de que algo se dé por cierto por aquí, ya se cae por allá. Aquello que se hace mal, estalla en todas partes al mismo tiempo.

Así ha sido con la religión, el idioma, los extranjerismos, la alimentación, el cine, el capitalismo y la democracia. ¡Qué “passione” nos causan!

Pero no todo es culpa de la globalización.

Habrá de aparecer un culpable más adecuado, haciéndose pasar por ciudadano.

En este interín, siguen los esfuerzos de cooperación e integración entre los pueblos de América Latina, que ha culminado en los encuentros de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y el perfeccionamiento del Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Todavía existe gente seria y preocupada con las instrucciones de la región, para evitar la venta de nuestro patrimonio a precios de gallina flaca.

Ambos procesos han demostrado el compromiso de los países de América Latina de escuchar a las partes comprometidas e intercambiar experiencias.

Para citar algunos objetivos, la UNASUR intenta aproximar a los gobiernos de Colombia y Venezuela, al mismo tiempo que el MERCOSUR libera el comercio fronterizo y conquista a Paraguay con la atención a sus demandas energéticas con Brasil.

El desafío todavía es muy grande, debido al exceso de equívocos del pasado, algunos irreversibles.

Llaman a los años 80 la “década perdida” en América Latina, pero yo opino diferente. Fue la década en la que todavía había esperanza, ya que la elección que hizo la región, con la que entró de cabeza a los años 90, fue la de un consumismo decrépito, un neoliberalismo esencialmente desleal con el desarrollo humano, una apuesta ciega al mercado.

Basta ver lo que la empresa SIGEL, con sucursal en el Estado de Pará, Brasil, hizo para aumentar su lucro sobre la venta de aletas de tiburón a los chinos, que las consumen en la sopa. Limitados por el Instituto Brasilero del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (IBAMA) respecto al número de tiburones autorizados para pescar, contrataron mercenarios para retirar estos escualos del mar, cortar sus aletas y lanzarlos nuevamente al seno de las aguas, a una muerte cierta, porque nadie verá su destino fúnebre en el fondo del mar. ¡Canallas, crueles, viles e impunes!

Por esto las desgracias son abundantes y la respuesta de la naturaleza llega gritando. Nunca hizo tanto calor, nunca llovió tanto o hubo sequía tan duradera, nunca ha habido tanta gente (especialmente de la mala), el tráfico nunca ha sido tan ruin, ni el aire tan fétido.

El estancamiento de estos fenómenos no depende sólo de nuestros “representantes” que se reúnen alrededor de una mesa de mármol gigante en algún palacio gubernamental, sino de la actuación de los ciudadanos comprometidos y preocupados con el rumbo de su país y del mundo.

No se subestime porque crea que parece menos que fulano o falta en usted una virtud que ve en otra persona.

Encuentre por sí mismo una característica que podré enaltecerlo como ciudadano.

¡Tengo la certeza de que la encontrara!


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