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Bajo el síndrome del señor de las moscas
Censura hacia Rebelión en Wikipedia
Ariel Zúñiga
Jueves 26 de junio de 2008, puesto en línea por
Cuando nació el proyecto Wikipedia de inmediato me sentí seducido y convocado a aportar con los conocimientos que dispongo. Se suponía que nadie iba andar por ahí seleccionando a propósito de la fama de los autores sino que la propia comunidad decidiría cual es el conocimiento válido mediante la falsación de las afirmaciones previas. Quien quisiera discrepar debía dar sus argumentos no imponer credenciales académicas, el lector y la comunidad se enriquecían ya que quedaría registro de todo el proceso, además un tópico, al ser tratado desde distintos puntos de vista, permitía que los usuarios eligieran aquello que consideraban válido en aquellas materias en que se encuentra todo en discusión. Ese es el caso de las ciencias sociales. Nadie puede dar la última palabra en ellas y qué decir, en las humanidades.
Al poco andar del proyecto surgieron dos tribus que con sus acciones sentaron las bases para que hoy, la enciclopedia libre, se transforme en un sistema complejo de control del conocimiento y al mismo tiempo, en el burdo inquisidor que creíamos desterrado. La primera tribu es la de los extremadamente sensatos que en aras de lo políticamente correcto, eficiente y útil, reclamaron porque algunos usuarios abusaban de la libertad entregada transformando algunos artículos en murallas de baños públicos; otros, los megalómanos, aspiraban a que la Wikipedia compitiera con otras enciclopedias, entonces debían controlarse sus contenidos para que cualquier usuario ignorante pudiera usarla. Ambas tribus convergían sobre los riesgos que implicaba la divulgación de información falsa olvidando justamente que esa era la característica que hacía del proyecto Wikipedia único. Se supone que había que tranzar ya que la Internet iba a ser masificada y la wiki sería el maestro de miles de millones de personas.
Así pasamos de una Wikipedia elitista pero democrática a una ordinaria enciclopedia, sobre abundante y anti democrática como todas las demás. Ahora las policías del saber escudriñan cada artículo en búsqueda de “fallas”, “incoherencias”, “errores”, y como la Internet sigue sin masificarse los únicos perjudicados son los mismos usuarios iniciales ya que los otros, si quieren saber cuanto es 2 +2, siempre tendrán a mano una copia pirata de la Encarta.
Hemos creado nuevas policías de consciencias para proteger la libertad de acceso al conocimiento, olvidando que al hacerlo sacrificamos la libertad de producirlo. Pasamos de la idealista acción comunicativa habermasiana al disciplinamiento foucaultiano de un tris. Ahora que aparecen los cadáveres y no es posible ocultar su pestilencia surgen los hipócritas indignados de siempre con las gastadas pancartas de la libertad de expresión.
Rebelión no es un sitio democrático, no publica los comentarios ni las críticas a sus artículos. Me han re publicado artículos de mi blog sin citarlo, y han re titulado otros para hacerlos calzar con su línea editorial, todo esto dentro de la ley puesto que lo tolero y autorizo. No es necesario que me aprieten el cuello para que diga lo que pienso de Rebelión: es una página de difusión de ideas de izquierda, y también de propaganda, principalmente castrista y chavista, y en la cual convergen muchos defensores de lo indefendible, como respecto de las FARC; y en el que se reproducen artículos de connotados especialistas en el fracaso de la izquierda con muy contadas excepciones.
Sin embargo, como se ha dicho hasta el cansancio en los foros de Wikipedia, expuestos a la obscena “edición” de los propios policías del sitio (la cual evitan denominar censura) el reprochable accionar de Rebelión se verifica también en Alterinfos por ejemplo (sitio que publica mis artículos bajo mi expresa autorización) como en tantos otros en que no sólo no los publican, ni mis cartas al director, sino que han tenido la osadía de presionarme académicamente por enviarlas (El Mercurio en el año 1998 exigió que me expulsaran de la Universidad Diego Portales por haber utilizado el fax de la sociedad de debates para enviarles una crítica).
A todos nos consta que los medios “oficiales” mienten, tergiversan, crean opinión, diseminan rumores, presionan, extorsionan, vetan a los periodistas y los persiguen, conspiran contra gobiernos, exculpan a criminales, etc. Los pecados de los medios alternativos, que los tienen, son ínfimos en comparación al de los“oficiales”; la censura a Rebelión es indefendible pero es expresión de algo aún más grave: que no se nos olvide que quien está censurando es la “enciclopedia libre”.
Lo que ocurre en Wikipedia es una demostración palmaria de que la libertad de circulación de ideas sólo vale respecto de aquellas que colaboran con el acrecentamiento del poder de algunos. Cada vez que el conocimiento se utiliza para liberar las mentes en aras de hacerlo alguna vez con los cuerpos aparecen los custodios del orden y la jerarquía. En las defensas a Rebelión, por ejemplo, se reitera hasta la majadería que los autores de sus textos son connotados especialistas, célebres autores, que ocupan altos cargos en el sistema académico principalmente occidental. Nadie se preocupa de la podredumbre que se divulga a cotidiano por los medios “oficiales” firmados por connotadas personalidades del acontecer mundial; o de los débiles pilares en donde se ha construido el castillo de arena de las ciencias sociales y la academia.
Wikipedia está muerta del mismo modo que la prensa libre de Internet es un mortinato. Aquí no valen los argumentos sino el grado jerárquico que ostente un funcionario, remunerado o no, dentro de una jerarquía, que lo habilita a decir brutalidades y a censurar a quienes se expresen en contrario. Cientos de argumentos sólidos, expresados con elegancia y elocuencia valen tres guindas y una pera ante una burócrata que se hace llamar Gusgus y que exige que Rebelión le exhiba credenciales que ni la Universidad de Harvard es capaz de ofrecer (de que todo lo que publican es neutro, verificable y autenticado) para reconsiderar su unilateral y preventiva guerra santa.
Junto con ocuparnos de la censura hacia Rebelión, seamos coherentes con nuestras propias palabras y digamos con todas sus letras que Wikipedia hace mucho que censura, recorta, tergiversa y controla el conocimiento. Que toda su burocracia y policía ponen en evidencia que el rótulo de “enciclopedia libre” no es una mentira más de las tantas que en ella se contienen sino que la más grave y la única intolerable
No nos prestemos a discutir si la censura fue bien o mal realizada, si es oportuna o inoportuna, consensual o unilateral; concentrémonos tan sólo en revertir esta situación y en proscribir toda censura, sin apellidos ni eufemismos, sin clausulas ni estados de excepción.
Mensajes
1. Censura en la Wikipedia, 6 de septiembre de 2008, 05:09, puesto en línea por Jorge Queirolo Bravo
Feroz censura en la Wikipedia
Por Jorge Queirolo Bravo
(05/09/2008)
En el portal virtual de Atina Chile (www.atinachile.cl) existe un breve artículo titulado Búsquedas en Wikipedia, fechado el 19 de agosto de 2008, que se refiere a la Wikipedia, señalando respecto de la misma, que la creación de artículos en idioma español es bastante escasa, en contraposición a lo que sucede en otras lenguas como inglés o alemán. Además se añade que la búsqueda de artículos en español sí ocupa un lugar preponderante, con un porcentaje de participación de un 30% del total. De lo que no se habla, y que pocos medios mencionan, es que la Wikipedia, especialmente en español, está administrada por un pequeño grupo de personas que ejercen una censura feroz en contra de la creación de nuevos artículos. Dichos funcionarios, virtuales todos ellos, y que trabajan con la denominación de bibliotecarios, se dedican a eliminar los artículos que no son de su gusto o preferencia, usando criterios que solamente pueden ser calificados como temerarios o altamente inapropiados, por no decir demenciales.
Es lo que justamente pasó con mi biografía. Sucede que soy escritor y en la Wikipedia existía una página que se refería a mi labor como escritor. Apareció de un día a otro y nunca supe quién realmente la creó. De a poco, muchos lectores aportaron datos y editaron la página, complementándola paulatinamente. Además se crearon traducciones de dicha biografía, aunque generalmente mucho más breves, en otros idiomas. Al final se podía leer reseñas sobre mi quehacer literario en 42 idiomas diferentes. Esto no fue del gusto de un bibliotecario obsesivo denominado Kved y al que, al parecer, no le gustaban mis libros. Éste, de un día para otro, decidió eliminar, sin fundamentos, mi página. No se contentó con eso, pues también pidió a los administradores o bibliotecarios de las páginas en otros idiomas que hagan lo mismo. De a poco lo ha logrado.
Relato esto para ilustrar al público sobre lo arbitrario del proceder de quienes tienen a su cargo la Wikipedia. Actúan de espaldas a los lectores, sin importarles si una página es requerida, leída o consultada. Aquí se trata de borrar, eliminar y censurar sin dar explicaciones coherentes, excepto esgrimir que se trata de escritos sin relevancia. Claro que eso de la relevancia lo deciden ellos mismos, los bibliotecarios, internamente y sin que nadie que sea externo tenga una injerencia real o efectiva en la decisión. Así funciona la Wikipedia: antidemocráticamente, como en las peores dictaduras.
Sobra decir que no soy el único en esta situación. Hace poco, un bibliotecario mexicano de la Wikipedia propuso el borrado de la página de la escritora chilena Carla Guelfenbein, cuyos libros están entre los más vendidos en su país. El argumento de tan ilustre bibliotecario fue que él no conocía la obra de Carla Guelfenbein. Es perfectamente comprensible que no sepa quién es y nadie, en su sano juicio, podría pretender que sea su obligación conocerla, pero eso no le confiere la razón a este individuo para eliminarla de una enciclopedia. Por suerte, éste fue uno de los poquísimos casos en que primó la razón y alguien logró convencer al bibliotecario de desistir en su irracional empeño.
Esto lo cuento porque la Wikipedia intenta dar una imagen diferente al mundo. Se presentan como si fueran una solución y un gran aporte para el que requiere información, pero detrás de eso hay una realidad que mezcla prácticas totalitarias con una incompetencia patética y mucha desinformación en los artículos. Lo peor es que los administradores o bibliotecarios se niegan a cambiar sus falencias y consideran que su sistema es el correcto. No importa. Ya llegará una enciclopedia virtual un poco más racional y mejor estructurada. Ninguna dictadura es eterna y la Wikipedia no va a ser la excepción. ¿Quién irá a ser el próximo al que le sacarán tarjeta roja? Ni los siete sabios de Grecia podrían responder esa pregunta. La Wikipedia siempre es una cajita de sorpresas, pero de las malas.
2. Censura hacia Rebelión en Wikipedia, 14 de septiembre de 2008, 19:22, puesto en línea por Jorge Queirolo Bravo
La dictadura de los bibliotecarios
Por Jorge Queirolo Bravo
’’No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defendería hasta la muerte su derecho a decirlo’’.
Cita apócrifa de Voltaire
Generalmente, al escuchar la palabra “dictador”, uno se imagina a un gobernante muy autoritario y que está en el cargo sin haber sido elegido por la vía democrática. Lo raro, es asociar dicho vocablo a un grupo de bibliotecarios. Normalmente no pasaría. Pero, como en todas las instancias, siempre existen excepciones.
Una de ellas se relaciona con lo que sucede en la Wikipedia, la enciclopedia virtual, que goza de un inusitado prestigio basado en su popularidad, gratuidad y la posibilidad de participar activamente en su redacción y escritura. Hasta ahí todo suena muy bien y atractivo. Aparentemente lo es. Lo que pocos saben, es que dicho medio, al menos en su versión en lengua hispana, está regido por un temible grupo de pequeños tiranos de mentes ratoniles y estrechas, que hacen lo que les viene en gana, sin que exista un control o alguna supervisión efectiva sobre ellos.
Son los llamados “bibliotecarios”, que de tales realmente nada tienen. Más bien deberían llamarse “censores”, ya que mantienen un mal entendido poder de veto sobre las aportaciones que hacen los usuarios, para lo cual esgrimen argumentos absurdos y muy poco convincentes. Se creen a sí mismos dueños de la verdad y actúan como si, en efecto, lo fueran. En la práctica han implementado una censura despiadada, que derriba estrepitosamente el mito de que la Wikipedia es libre, condición de la que actualmente carece por completo.
Y, como en las peores dictaduras, dichos bibliotecarios acallan violentamente a sus críticos. La diferencia estriba en que aquí a los opositores no se los envía a un campo de concentración, a una prisión remota o a un campamento de trabajos forzados. Tampoco se los condena a perecer en el patíbulo o a sucumbir en una inhumana sesión de tortura física. No, aquí se los defenestra a una especie de exilio, pero informático, lo cual se ejecuta mediante el bloqueo de la dirección IP del afectado que, audazmente, se atrevió a protestar contra las arbitrariedades de estos mal llamados administradores.
¿Qué se puede hacer contra este abuso? Dentro de la Wikipedia parece que nada, pese a que formalmente existe un mecanismo de reclamación, que no es más que un mero saludo a la bandera, que casi sin excepción termina por dar la razón a los bibliotecarios. Lo anterior se traduce en fallos internos y espurios a favor de éstos. Habría que ser demasiado ingenuo como para creer que pudiera acontecer lo contrario. ¿No será una utopía pretender algo tan descabellado, como que los representantes de la Wikipedia obren con justicia? Ellos son, simultáneamente, juez y parte, fiscal y abogado defensor de su propia causa. Desconocen el término “imparcialidad”.
Nada cambiará en la Wikipedia, a menos que los usuarios se rebelen masivamente en contra de los bibliotecarios, aunque eso es improbable pese al enorme descontento existente entre el público llano y corriente. Sería muy difícil poner de acuerdo a tanta gente diferente al mismo tiempo. El sistema administrativo de esta enciclopedia está formulado para defender a los bibliotecarios malos, mentirosos e incompetentes. Ellos se han apropiado mañosamente de los escalafones burocráticos de la Wikipedia y los manejan a su más completo antojo, para lo cual han forjado artificialmente un buen número de bibliotecarios títeres. Dicha forma de proceder, anula toda posibilidad exitosa de reclamar contra prácticas más dignas de la GESTAPO hitleriana, que de una enciclopedia que pregona a los cuatro vientos ser democrática y, claramente, no lo es.
El público lector, desde luego, no se ha quedado estático ni permanece indiferente. Se han formado varias enciclopedias alternativas para paliar la falta de libertad y democracia en la Wikipedia. Éstas, de a poco, están tomando fuerza y ganando cada día más adeptos. ¿Qué futuro tendrán en la red? El tiempo lo dirá. Mientras tanto, mejor tomo distancia de los opresores wikipedistas. No vaya a ser cosa que decidan sentenciarme a muerte por bocón, fusilándome en un paredón… virtual, por cierto.