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Los sistemas represivos tienen comportamientos similares. Los grandes formadores de represores, al norte de Río Grande, usan variantes para perseguir a los sectores populares que luchan por sus derechos.

MÉXICO - Miremos la historia de estos días y de represión demencial

José Venturelli

Domingo 17 de noviembre de 2013, puesto en línea por José Venturelli

12 de Noviembre 2013 - Los sistemas represivos, en la medida que se identifican con los sectores más pudientes y con quienes se benefician económicamente, entre ellos tienden a fusionarse y a darse protección más amplia, incluso de forma colectiva. La experiencia en sistemas amplios de represión, como es el caso de dictaduras o, incluso de dicta-blandas, se unen en sus actos. Esto permite que frecuentemente se vayan creando grupos para-militares que encuentran apoyo de los sistemas represivos "oficiales" y actúen especialmente unidos, con acciones coincidentes con aquellos sectores civiles que tienen luchas por sus derechos. Los casos de México, Colombia y también de Argentina y de Chile durante las dictaduras (incluso en el período post- dictadura, cuando las riquezas son férreamente controladas por unos pocos, se producen estas convergencias. Las de los sectores de policía corrupta, con narcos e incluso dándose apoyos entre diversos grupos contra sectores civiles es notorio. También las asociaciones que puedan hacer entre ellos contra un tercer sector corrupto y en ellas, con gran frecuencia, se aprovechan para eliminares sectores civiles que quieran luchar. Para reprimir a sindicatos a grupos de campesinos, indígenas y otros. Son varios los muertos también zonas de alta densidad indígena, como es el caso del Estado de Michoacán, en la costa central frente al Océano Pacífico.

Durante la dictadura en Argentina fueron diversos los grupos que actuaban en actos represivos masivos. Las luchas sindicales han sido objeto de la represión dado a que los gobiernos represivos obedecen a a intereses económicos mezquinos. Las dictaduras han usado a los mares de cómplices y asociados en el crimen... Muchos de los desaparecidos en muchos países, fueron lanzados al mar para esconder los crímenes.

En la historia reciente de Chile el mismo proceso es más sutil porque se produce fundamentalmente en la post-dictadura. El gran Despojo contra el Mapuche continúa y vemos que fuera de la represión de un Estado armado de una Constitución protectora de quienes despojan y que ataca a los despojados, los criminaliza y actúan contra las comunidades enteras, golpeando a mujeres, ancianos y niños. Detienen con leyes espurias (Ley Anti-Terrorista - LAT) y mantienen a los dirigentes por largos períodos sin evidencias. Pero el uso de grupos lumpen de parte de las mismas empresas forestales (que asaltan comunidades, queman bosques, envenenan campos de cultivo) se sigue produciendo. Contra el pueblo se ve también un comando de guardias blancas: el Comando Hernán Trizano, otro aliado protegido de las fuerzas oficiales.

La Comunidad, por ejemplo, de Caimanes, fue brutalmente reprimida por los intereses del Clan Luksic: encarcelamiento de los que protestaban por la pérdida del agua como fuente fundamental de vida, acoso de quienes denunciaban el peligro enorme de que todo el relave del cobre se derramara sobre el pueblo determina que los habitantes dejen el pueblo en el que han vivido por generaciones. Los llamados "encapuchados", esa figura tan común de las dictaduras y de quienes, como hemos visto en las tierras del Wallmapu (Araucanía) fueron formados en ellas y siguen defendiendo los mismos intereses de unos pocos, "ayudan al sistema". Entre ellos Alex Lemun, Jaime Mendoza Collío, Matías Catrileo, además del desaparecimiento de un menor, José Huenante. Todos, más de diez, muertos/desparecidos en forma impune.

Pero también ataques a grupos de luchadores (trabajadores, comunidades, pescadores, amplios sectores sociales, obreros en la planta de Celulosa de Arauco donde se ametralla y da muerte al joven Rodrigo Cisternas en el operativo represivo encabezado por el General Iván Bezmalinovic (Laraquete 2007). Crímenes esporádicos que el gobierno se niega a investigar suceden con frecuencia y se dejan impunes y que convenientemente presidentes y presidentas, así como candidatas/os no quieren ni oír mencionar. Reciente es el asesinato del joven Rodrigo Melinao. Algunos durante el gobierno Bachelet que nada hizo porque se hiciese justicia, y, mucho menos, reparación. Otros son ataques a grupos de luchadores (trabajadores, comunidades, pescadores, amplios sectores sociales). Así como los asaltos asaltos masivos a comunidades como Aysén (donde pude ver la brutalidad y también la decisión del pueblo de Patagonia para rechazar la invasión y violencia. Vi las comunidades y como las fuerzas especiales de Carabineros tuvieron que salir, humillados de la Patagonia. Quien los mandó no fue capaz de escuchar al pueblo y, menos de negociar. Las riquezas hidráulicas que allí hay, el carbón que contamina se permiten: ellas determinan los silencios de gobernantes. Por ejemplo, el presidente accionista de COPEC no quisiera ver solución democráticas convenientes al pueblo austral. Lo mismo en Huasco, Calama, en otros sectores y, siempre, contra el pueblo Mapuche que constituye cerca de un 10% de la población total y al que se le impone la pobreza, una guerra sucia y un Apartheid “a la chilena”.

Esta terrible historia que anexo, sucede en México, es “una de las tantas”, y que se la trata de esconder. Pero representa una tendencia que los gobiernos represivos -aunque se hagan los democráticos e invoquen leyes "transparentes"- solo encubren el crimen para mantener los delitos de fraudes, robos de tierras, control de sectores que son apetecidos por mineras, industrias nacionales y extranjeras no quieren respetar. Los gobiernos tratan de mantener "sus sistemas" y los sistemas legales que les protegen. La cara engañosa de la represión y de la inequidad se las trata de preservar mediante procesos "constitucionales y electorales que son formas de fraudes electorales que no cambian nada. Y los muertos son las estadísticas que se esconden. Y, en EEUU, la agencia oficial de la lucha contra las drogas (DEA), junto con diversos grupos armados no deja de apoyar la represión a los grupos civiles. La “School of the Americas”, desde 1946, nunca está lejana de estas formas de represión.

La represión es la resultante de la unión de los sectores de magnates que controlan al país con las fuerzas represivas que ellos promueven, arman y encubren. En el caso de Chile, mientras no exista un sistema legal y legítimo, no tendremos ni equidad ni justicia. Pero ya en los pueblos se va haciendo clara la urgencia de una Constitución honrada, hecha en forma democrática y no como la actual que, convenientemente, muchos candidatos –especialmente los oficialistas- tratan de preservar.


Fuente: http://cectse.blogspot.com/2013/11/los-sistemas-represivos-tienen.html

José Venturelli es Profesor Emérito de Pediatría, Universidad de McMaster, Canadá
Miembro Comisión Ética Contra la Tortura (Secretariado Europeo) y Vocero del Departamento de Derechos Humanos

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