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BOLIVIA - Errores por desesparación
Andrés Soliz Rada
Lunes 1ro de septiembre de 2008, puesto en línea por
Cada error de los separatistas de la media luna es más grande que el anterior. Consideramos separatistas sólo al puñado de oligarcas que pretenden canalizar en su beneficio las legítimas aspiraciones autonómicas de los pueblos de Tarija, Beni, Pando y Santa Cruz. Su falta de sentido común los llevó a designar presidente del comité cívico de Santa Cruz al terrateniente, banquero y defensor de las transnacionales a Branco Marincovic, quien ya era famoso por cercar con alambre de púas la enorme “Laguna Corazón”. Marincovic siempre exigió la expulsión del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), alentó a la Unión Juvenil Cruceñista (UCJ) e impulsó estatutos autonómicos que buscan la fractura del país. Su apoyo hoy se reduce al de otros oligarcas, como los Monasterios, Dabdou, Céspedes y Kuljis, varios de los cuales controlan los medios de comunicación más influyente del país.
Antes del referéndum revocatorio del 10 de agosto, los cívicos convocaron a una huelga de hambre, cuyo fracaso, agrandado por los resultados de esa consulta, fue encubierto con el llamado a un bloqueo de caminos, que Marincovic pretendió que sea acatado en cinco departamentos. Tuvieron que recordarle que estaba confundiendo a Chuquisaca y Tarija con la mencionada laguna. De manera simultánea, los matones de la UCJ agredían a policías y golpeaban a gente de tez morena, en tanto el prefecto Rubén Costa, autocalificado de “gobernador”, quiso tomar el control de la policía departamental, a fin de reclutar a esos violentos. El Cardenal Julio Terrazas dijo que el país no debía ser gobernado con látigos, utilizados por indígenas quechuas y aymaras. Lo que es correcto. Pero olvidó decir que tampoco debe ser gobernado con bates de béisbol y manoplas, usados, de manera preferente por los paramilitares del oriente.
La Prefecta de Chuquisaca, Sabina Cuellar, está asfixiada por movilizaciones populares, que le recuerdan su complicidad con los racistas que hicieron arrodillar a campesinos en Sucre. Ganaderos del Beni reanudaron sus ventas de carne vacuna al occidente después de censurar la deslealtad de sus congéneres de Santa Cruz, que nunca cumplieron esa medida después de aprobarla en forma conjunta. Tarija quiere mediar en el enfrentamiento entre Evo y los cívicos de Santa Cruz, luego que el Prefecto Mario Cossío convirtió a su región en satélite de la oligarquía cruceña. Infelizmente, grupos delincuenciales continúan apedreando el helicóptero del Presidente.
El ex prefecto de Santa Cruz (gobierno de Mesa), Carlos Hugo Molina, en entrevista televisiva con Carlos Valverde, del 25 de agosto pasado, se distanció de los separatistas, por su falta de alternativas coherentes. En este campo, siguió los pasos del ex parlamentario Jerjes Justiniano y en el constituyente Alejandro Colanzí, quienes lideran la dignidad de la intelectualidad cruceña frente a terratenientes y banqueros.
Lo anterior, en lugar de acrecentar la ya excesiva soberbia del MAS, acompañada de torpes ataques verbales, debería servirle para no insistir en el reconocimiento constitucional a 36 naciones indígenas. Ninguno de los propugnadores de esa idea (incluido Xavier Albó), es capaz de explicar la forma en que se implementaría ese despropósito, que incluye el uso igualitario de 36 idiomas en el territorio patrio.
Los esfuerzos de Justiniano, Colanzi y Molina, en el Oriente, entre muchos otros, debe fortalecer en el Occidente, a quienes apoyan los avances contra la exclusión social y la recuperación (aunque incompleta y contradictoria) de recursos estratégicos, sin olvidar que sólo la unidad de la nación oprimida pondrá fin al envío de tropas a Haití, a la remisión de nuestras reservas monetarias al extranjero, así como a la corrupción en Aduanas y en la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC).